En ATE defendemos los derechos laborales, NO los partidarios

Nuestra entidad sindical se complace en abrir el debate sobre un aspecto coyuntural que sale a la luz cada vez que se aproximan los procesos electorales. En este sentido, compartimos las palabras de nuestros referentes gremiales, Roberto Macho y Adriana Iranzo, secretario general y secretaria adjunta de ATE Mendoza, quienes abordaron esta compleja temática que hoy resurge y está inmersa dentro de las estructuras y acciones sindicales que muchos otros gremios llevan adelante.

“Tenemos que plantear una discusión que no parte de hoy, sino que viene desde hace años dentro del sindicalismo y fundamentalmente, en el interior de las organizaciones de los trabajadores.

La política partidaria sirve para acceder a un cargo de poder y así lograr modificar las políticas sociales y económicas. Distinto es plantear y sostener una política gremial. Acá nos encontramos con una disyuntiva, que en realidad es un proceso que se vive tanto en la provincia de Mendoza como en toda la República Argentina y en muchos lugares de nuestro continente.

Inclusive, a nivel regional tenemos dirigentes sindicales como Evo Morales y Lula Da Silva, entre otros, sin olvidarnos de la cantidad de gobernadores que han sido sindicalistas y que están ocupando un cargo de poder y de representación en la política partidaria.

A modo de reflexión y para generar un debate sobre las mesas obreras y de las distintas agrupaciones sindicales con sus respectivas comisiones directivas, en Mendoza nos atañe lo siguiente: ¿El sindicalista tiene que participar en la política partidaria?

Todo lo que se hace dentro de un sindicato, partido político y fuera de estos ámbitos, es decir, la vida misma es política.

No obstante, resulta preciso aclarar que si una persona ocupa un cargo de representación dentro de una institución, sea sindical como es el caso nuestro, ¿podes usar la estructura, fondos y la jerarquía que te otorga la institución mediante el voto de los afiliados, para ocupar hoy un cargo político?

Inevitablemente, allí debemos entrar en la rama de la ética para entender que los compañeros trabajadores te votaron para que los dirijas o conduzcas dentro de la organización sindical. Esto no quiere decir que no hagas política, pero sí con objetivos totalmente distintos a los que tiene la política partidaria”, expresó Roberto Macho.

“También debemos aclarar que muchos de los que hacemos política sindical, nos gusta la política social y partidaria, pero el desafío radica en poder elucidar cuáles son los objetivos e ideologías de los diferentes partidos que se presentan. Creo que esto debe discutirse y construirse desde antes de llegar a una elección, para tener en cuenta cuáles son los ejes y necesidades reales de los trabajadores.

Porque en realidad, cuando se candidatea alguien para ocupar un cargo de representación partidaria, necesariamente debe tener en claro si la ideología de esos partidos solventa las necesidades de los trabajadores, quienes a su vez son los que sostienen el sistema estatal, porque están capacitados y son los más idóneos en los campos y terrenos laborales. Esto debe asegurar la discusión de los asuntos centrales de los gobiernos.

Lamentablemente, todos los sindicalistas que hoy ocupan cargos políticos jamás vinieron a consultar a las bases si estábamos de acuerdo o no con eso”, apuntó Adriana Iranzo.

“El conjunto de los trabajadores que votaron a sus dirigentes tienen que estar o no de acuerdo en que su representante sindical integre un espacio político partidario para cambiar las políticas de Estado en un municipio, provincia o país. De manera contraria, se comete una verdadera estafa a los intereses de los trabajadores, porque cuando se accede a un cargo político partidario, ¿qué se va a respetar, la voluntad de los trabajadores o el lineamiento del partido político? Ese es el planteo necesario.

Acá en Mendoza tenemos distintas divergencias en cuanto a esto. ATE es un gremio muy claro frente a estas circunstancias, ya que por congreso se dirime sobre aquel compañero o compañera que quiera ocupar una banca política, debe tomarse una licencia de su cargo como sindicalista, ya sea de conducción o representación, y será totalmente libre de poder trabajar en el partido político que esa persona disponga.

Las discusiones políticas dentro de los sindicatos sirven tanto a las instituciones como a los trabajadores, pero estos tienen que optar entre responder al partido político o a las necesidades del conjunto de trabajadores que votaron al dirigente para estar allí. Por lo general, son cuestiones muy diferentes.

Basta con nombrar el caso de Dugar Chappel en la Municipalidad de Capital, quien es un histórico dirigente sindical del SOEM y a su vez también fue presidente del Concejo Deliberante de la Ciudad de Mendoza por la UCR, mientras en la actualidad continúa ocupando un cargo legislativo como concejal en el mismo municipio y partido político. ¿Qué clase de intereses se defiende allí, obreros o partidarios? Creo que la mejor respuesta la puede dar un compañero municipal citadino que luchó durante meses, enfrentando persecuciones laborales, cesantías, descuentos de salario e imputaciones legales por protestas en las calles en busca de mejoras de condiciones laborales y salariales.

Otro caso que sirve como ejemplo es el que configuran los militantes de los partidos de izquierda, que se meten y llevan adelante distintas luchas, pero mezclan sus objetivos con los propios de los sectores laborales como municipales, provinciales y nacionales. Innegable es el acompañamiento colectivo en la lucha, pero la decisión final sobre un plan de lucha o una propuesta sobre condiciones de trabajo y salario la deben tomar los mismos trabajadores, no los dirigentes político partidarios que encabezan esos espacios.

Se mezcla todo y no queremos caer en un macartismo (conjunto de acciones emprendidas contra un grupo de personas por sus ideas políticas y sociales, generalmente progresistas), sino poner en debate sobre la mesa distintas circunstancias que están pasando.

Sin ir más lejos, podemos mencionar la pelea que llevan adelante los profesionales de la Salud. ¿Cuántos hay luchando en la calle?, porque movilizaciones de partidos políticos que se plegaron detrás de una bandera hay un montón. ¿Qué es lo que pasa luego? Se disuelve la lucha y queda en nada, porque ni siquiera el 10% de los profesionales salió a la calle a pelear. Lo que sí pasó fue que entre medio de esas manifestaciones de autoconvocados, sindicatos u organizaciones, apareció una figura que se postuló a diputado nacional, provincial o concejal. Así se desvirtúa cualquier tipo de reclamo que pudiera existir”, ponderó nuestro secretario general.

“Estos candidatos legislativos repentinos terminan usando y perjudicando a los trabajadores sólo para visualizar su figura aspirante a un cargo político, porque los movilizan en las calles sin tener siquiera el respaldo o cobertura legal que una personería gremial contiene, mientras después sufren persecuciones, descuentos salariales, bajas de contratos y despidos.

La sociedad tiene que cambiar esto radicalmente, ya que la histórica y arcaica forma de hacer política quedó obsoleta. La gente ya no cree que los candidatos vayan a ayudar al pueblo con sus políticas. Esto pasa porque los partidos aglutinan un rejunte de dirigentes añosos que se miden entre ellos y persiguen intereses propios detrás de algún negociado amigo.

Como ciudadanos responsables tenemos que cambiar la política partidaria para que se configure como una verdadera herramienta resolutiva de las necesidades populares. Los compañeros y compañeras sindicalistas, de organizaciones sociales y por qué no, de partidos políticos, que tengan luchas en las calles y hayan logrado grandes conquistas a pesar de los impedimentos coyunturales, son aquellos que tienen que estar representando los derechos de todo el pueblo mendocino”, agregó nuestra secretaria adjunta.

“Lo que hay que plantear son los objetivos por los que uno va a luchar. En los sindicatos son muy claros, ya que existen por la defensa de las necesidades del conjunto de trabajadores de distintos sectores, en busca de alcanzar las reivindicaciones laborales que demandan.

Cuando se introducen los partidos políticos dentro de las diferentes discusiones de los trabajadores, terminan movilizando gente con una mentira como bandera de lucha, argumentando que los salarios se discutieron en negro. Sin tener en cuenta, que ellos mismos ni siquiera pertenecen a un sector estatal de trabajo. Luego, cuando los compañeros trabajadores pudieron cobrar sus salarios, se dieron cuenta que los aumentos acordados estaban en blanco.

Además, los dirigentes políticos de izquierda también salieron a decir que se había acordado un incremento salarial del 7%, hasta que los trabajadores cobraron sus sueldos el viernes pasado y pudieron evidenciar que los aumentos son superiores a ese falaz porcentaje.

Las mentiras como eje directriz de las campañas políticas partidarias, que se esconden detrás de luchas de trabajadores con estos objetivos engañosos, fracasan en corto, mediano o largo plazo, porque lo único que hacen es lastimar al movimiento obrero.

Por estas razones, debemos plantear seriamente estas discusiones en las instituciones, como lo hacemos puertas adentro de nuestra Asociación Trabajadores del Estado, para que los representantes gremiales sean coherentes con los mandatos de los trabajadores y en caso contrario, sepan dar un paso al costado para darle lugar a otros compañeros y compañeras que quizás poseen convicciones de luchas sindicales más claras y firmes. De esta manera, podremos seguir construyendo como lo venimos haciendo en nuestra querida ATE Mendoza”, concluyó Roberto Macho.

 

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